Malestar magisterial ante la atención en las clínicas previsionales

 

Malestar magisterial ante la atención en las clínicas previsionales 



Hablar de temas que propicien la reflexión siempre ha sido una de mis especialidades, para bien de unos o para mal de otros, al tocar temas que son sensibles o intocables en el léxico del magisterio en que hoy nos encontramos.

Hablar de la sensación agridulce del profesorado al mencionar la atención en las Clínicas Previsionales, es hablar de horas y horas de espera para una consulta, citas prolongadas por meses, largas filas para ser atendido y hasta de fuertes reclamos que dichos docentes han realizado a las autoridades competentes.

Ciertamente, no todas las experiencias han sido tan desagradables, han existido casos en que se debe reconocer el buen desempeño de trabajadores de la institución, pero lastimosamente en términos objetivos, abundan más las quejas dentro del gremio que las alabanzas. 

¿De qué manera puedo recibir la noticia que el cupo para mi cita es hasta dentro de tres meses?, ¿cómo no desmotivarme cuando me dan las mismas "pastillitas" que con mi humilde salario puedo comprarlas en cualquier pulpería?, ¿qué hago para disminuir el tiempo de espera para que me atiendan y no tardar todo un día?, ¿cómo hacer para que el papeleo burocrático no esté por encima de la salud urgente del asegurado?, podría seguir pero considero que es suficiente para saber que "a gritos" se necesita una solución a este dilema que angustia a cientos de profesionales del magisterio.

En lo personal me ha marcado las veces que he escuchado quejas de mi gremio, reclamos directos a las autoridades del INSS en asambleas generales en las que participan los docentes, y siempre se escucha decir "lo llevamos anotado y le daremos solución a sus quejas". Frase trillada, que ya ni se cree en lo absoluto. Estar presente cuando una colega increpa a miembros del INSS  y le dice que lleva dos años esperando una solución a su problema de parálisis renal, les juro que se me pone "la piel de gallina", porque sé que a mi me puede pasar eso; y más si les dice que posiblemente le van a atender cuando ya ella necesite hemodiálisis para sobrevivir.

Si eso no te toca el alma como docente o como ser humano, creo que estamos muy lejos de tener conciencia humanística y nos estamos convirtiendo en seres resignados a recibir lo que venga, aún si es un latigazo que atenta con nuestra propia existencia.

Ese empoderamiento magisterial que visualicé con el reclamo de esa maestra, me obliga como colega a secundar dicho reclamo que muchas veces callamos por diversos motivos, de ahí la finalidad de este escrito. Puedo seguir poniendo ejemplos personales  de desenlaces no tan amenos que he tenido al visitar la clínica por enfermedades de mis hijos o incluso propias de mi persona, pero de lo que estamos claros es que a todos nos ha tocado enfrentarnos a esa realidad y que entienden a la perfección esta reflexión, más cuando preferimos asistir a clínicas o médicos privados y gastar nuestros recursos monetarios que podrían ser utilizados en otras cosas, si se nos ofreciera en las clínicas previsionales la atención que merecemos, otra historia contaríamos..

Ya llevo muchos años laborando en diversas instituciones educativas y siempre sale a luz el mismo reclamo de los docentes "mejor atención en las clínicas". Entonces, ¿porqué no se ha podido dar una respuesta positiva a esta súplica?, las respuestas giran en torno a tres variables: 
-Insuficiente capacidad de la clínica para atender a una súper población de asegurados (relación clínica vs. pacientes es desproporcionada).
- Nula apertura a otras clínicas en la región (en la variedad está el gusto).
-Fortalecer la entrega de buenos medicamentos y atención médica especializada en el momento, que suplan la necesidad del asegurado (mayores recursos destinados a estos aspectos).

Sin ánimos de equivocarme, con solamente esos tres elementos resueltos, se vería un cambio abismal en comparación con lo que actualmente tenemos. Existen más variables, pero lo resumo de esta forma, porque es lo que resuenan en las expresiones de mis colegas cuando entablo conversación y se toca este tema en reuniones.

Sentirme ajeno a esta problemática, es como no sentirme parte del magisterio de mi región, y créanlo que esta profesión que orgullosamente tenemos, debe ser una de las más atendidas en las clínicas por la sobrecarga de estrés en que vivimos envueltos.

Creo que tenemos que seguir expresando nuestras insatisfacciones que tenemos, porque es un derecho que nos hemos ganado por el simple hecho de ser trabajadores y asegurados. Dependerá de cada quien, hacer valer su derecho o seguir aceptando todo como si nada ha pasado.

La decisión está en cada docente asegurado.


PhD. Jairo Flores
(03-02-2019)





Comentarios